viernes, 17 de julio de 2020

La Sierra de Aralar


Tarde de perritos
    

Aunque ya han pasado unos días desde que fuimos allí,  voy a escribir acerca de nuestra visita a a la Sierra de Aralar. Una visita, más bien,  al haya en la que se resguardan las cenizas de Crispis, de Simón y de Lucas. Entre lamias y dragones, rodeados de una naturaleza exuberante en la que las plantas y los animales conviven en una bonita atmósfera, en un ambiente seductor. 

Partimos después de comer. Viaje sin  incidentes hasta llegar a Baraibar,  pueblo en el que varios centenares de ovejas se pusieron delante, y decidí parar junto a una fachada, con el propósito de dejarlas en paz hasta que se alejaran. Así lo hicimos.  


Comenzó a llover un poquito. Tranquilo: Estaba previsto. Un poquito más: Dudas. Tras pensarlo unos segundos, continuamos subiendo y, afortunadamente, la lluvia desapareció, siendo reemplazada por la niebla. Una niebla que nos cubría y se alejaba una y otra vez.



 En el parking del llano nos bajamos del coche y, tras coger el bastón y la cámara, comenzamos a caminar en busca del pequeño cementerio. Más bien yo iba caminando y Krispys galopando como solo él sabe hacerlo. Por fin llegamos a ese sitio tan especial. un pequeño sentimiento de añoranza y mucha alegría. De verdad: El árbol que acoge las cenizas de mis otros peluditos, libres para recorrer estos parajes, persiguiendo lamias y jugando entre ellos, para después refugiarse de nuevo en su casita.

Después de un ratito comenzamos el camino de vuelta, junto con
un palo que me trajo para jugar. Y así llegamos al llano otra vez, tras estar unos minutos con dos ovejitas que se habían quedado solas tras  lastimarse una pata de atrás cada una. Al menos,  no van a pasar ni hambre, ni sed, ni calor. Pronto las recogerían. 

 
Más adelante nos encontramos una decena de caballos.Y uno que yo sé se olvidó del palo y se dedicó a correr entre ellos, mientras yo me lo imaginaba volando. Pero no. Fueron muy nobles y apenas le prestaron atención. Continuamos subiendo hasta el santuario, mientras la niebla iba y venía hasta que llegó un momento que se queda acompañándonos. Paseamos un poquito por el cerro y como la temperatura era de 14 grados y yo, la verdad, no llevaba nada de abrigo, decidí volver.

Sin embargo no debía dejar de lado la oportunidad de acercarme al Santuario, así que circulando despacito, llegamos al mismo, recorriendo el Santuario de San Miguel de Aralar por su lado norte, ya que seguíamos a un rebaño de ovejas latxas que se refugian en la niebla. Nos fuimos pronto puesto que la temperatura era baja y no tenía ropa de abrigo. Sí, me pilló por sorpresa, como en tantas ocasiones.



Y circulando despacito, a casa.

domingo, 12 de julio de 2020

Por qué este blog

Paseando con Krispys
 
 
 
 
Cuando no continué el blog "Mi vida con Krispys", ni siquiera me di cuenta de que lo había dejado de lado. Otros hechos reclamaban mi atención de una manera muy exigente. Sin embargo, tened la seguridad de que cumplí aquellos deseos, ya que en el tiempo transcurrido hemos visitado muchos, muchos lugares, cercanos y en su mayoría desconocidos, refugiados en el fondo de mi memoria también otros.
 
En muchísimas ocasiones nos hemos divertido, a veces Krispys más que yo; en otras, al contrario, ya que dedicaba más tiempo a la contemplación que al perrito, su ladrido y su palo. Ha merecido la pena, desde luego. 

Visitando nuestro románico, en pueblos y despoblados, paseando por pistas de concentración parcelaria y diversos caminos que tanto abundan en el campo, preferiblemente llanos. También algún yacimiento arqueológico.

Por supuesto, entre ellos, Santa Criz de Eslava ha sido visitada, admirada y disfrutada en numerosas ocasiones. Los Bañales - Facebook, en Uncastillo, algunas veces menos; ambas han logrado consolidarse como indispensables en mi existencia. Krispys también las disfruta, sobretodo en Santa Criz. Ya os aburriré con ello, estad seguros. Y así, junto con otras cosas, pasábamos los días. 
 
Hace unas semanas, más bien meses, una amiga me insinuó que podría escribir un poquito acerca de los diferentes paseos que hago con Krispys, relatando nuestra aventura, la visita cultural -casi siempre observando el exterior- mis impresiones, con una narración tranquila y amena, sin entrar en grandes descripciones. Un entretenimiento, sobretodo para mí. 
 
La idea me gustó, mas llegó el confinamiento. Nebulosa quietud . Por ello, me dije que comenzaría con mi primera visita, que fue, como no podía ser de otra manera, Santa Criz de Eslava. Casualmente el último lugar recorrido antes de encerrarse. Posteriormente, unos cuantos paseos más, hasta que ha llegado el calor. Aún así, también los ha habido. 

 De ellos, he decidido comenzar con uno muy especial: San Miguel de Aralar, mágico y emotivo. Lo comprenderéis cuando os lo relate. También hablaré del palo, omnipresente en el paseo. Será en otra ocasión. Próxima, desde luego. Mientras, seguiremos paseando un poquito.



 

La muralla romana de Santa Criz

Peculiares hiladas Hace tiempo que despertó mi atención y no puedo evitar, cada vez que disfruto de la visita de Santa Criz, situarme frente...