domingo, 22 de enero de 2023

La muralla romana de Santa Criz

Peculiares hiladas


Hace tiempo que despertó mi atención y no puedo evitar, cada vez que disfruto de la visita de Santa Criz, situarme frente a ella, silencioso y pensativo, imaginando la altura a la que se elevó, su longitud; que formó una defensa común con la protección del castro vascón, más contundente en lo alto del cerro; su pasado; su futuro.

Me imagino que un contingente legionario se asentó en lo alto del lugar, en su zona Este, conviviendo durante largo tiempo, cada cual con su forma de vida, con los habitantes del castro vascón situados en el oeste del mismo cerro. Completando la defensa del enclave, levantaron ese muro en la parte central del mismo, con lo cual se obtuvo una muralla protectora común para los dos. Con un acceso en la parte romana y, posiblemente, reforzando la entrada original del castro  vascón, en la ladera sur.



Y así, tras la Estrella Galicia de la comida, mi imaginación se ha animado. Posiblemente difuminado.

Ahí está -no vale tararear, por favor- Sí, ahí está, camuflada, formando parte de una pared, en la zona Noreste del criptopórtico y más allá todavía; es un tramo que podemos ver que termina con la construcción de una formidable torre de defensa, torre que posiblemente controlaba una nueva entrada a este lugar.

En su lado oeste enlaza con la muralla defensiva del castro y fue levantada de la manera habitual: dos paredes de sillares, una a cada lado, con el espacio entre ambas rellenado de piedras, tierra y cualquier resto similar. Bien compactado todo, faltaría más. No voy a decir ni su grosor ni su longitud; no lo he medido, aunque me aproximaría bastante. Lo más acertado es que participéis en una visita guiada al yacimiento y lo preguntéis "in situ".



Actualmente podemos disfrutar del lado sur y de la estructura de la torre. En su lado norte tenemos el foro, del que formó parte.

Desde un primer momento captó mi atención, como tantas cosas en este incomparable lugar, por cómo se levantó la muralla, al menos la pequeña parte que podemos ver. Los sillares son desiguales -con ese hermoso colorido de Santa Criz, tan peculiar y tan mágico- tanto en longitud como en altura, aunque también es cierto que proporcionan una imagen de similitud (a mis ojos).


Sin embargo, existe una característica que no he visto en ningún otro lugar. También he de aclarar aquí que tampoco es que haya visto muchos. Lo que aprecio es que a una distancia más o menos regular, cada 70 u 80 cm en vertical, está insertada una línea de sillares más finos, en toda su longitud, colocados para recobrar la horizontalidad de la muralla, para continuar construyéndola manteniendo la línea de sillares a la misma altura, sin desequilibrios importantes, ya que no fueron tallados para su encaje exacto. Lo podemos apreciar muy bien en la segunda fila contando desde la parte superior. Y que es anterior al criptopórtico parece demostrarlo el que esta característica la encontremos también en la construcción de la torre. 

Evidentemente lo más seguro es que esté equivocado. O no. Sin embargo, mi imaginación me hace verlo así y, por supuesto, mi opinión es por el momento muy firme y me gusta que así sea. Continuaré pasando grandes momentos, en pie o sentado, de frente o de lado, recorriendo con la mirada todos los sillares del lugar, con Krispys a mi lado, respetando mi ensoñación. Hasta que se harta y me tira la pelota.

E
n un período posterior esa  muralla formó parte del criptopórtico y del foro, cambiando su aspecto y mostrándonos en estos momentos unos hermosos contrafuertes que añaden todavía más historia a la misma.

Ya lo imaginaré otro día. Ahora la tristeza me envuelve pensando en el ninguneo sistemático que  Santa Criz (otros también, pero a mí, particularmente, me interesa éste) sufre por parte del gobierno de Navarra y de sus instituciones. Tal vez algún día me dé por poner por escrito lo que imagino. Puede que alguien se sorprenda.

Hoy nos quedamos con la muralla.


La muralla romana de Santa Criz

Peculiares hiladas Hace tiempo que despertó mi atención y no puedo evitar, cada vez que disfruto de la visita de Santa Criz, situarme frente...