martes, 30 de noviembre de 2021

Escribir no es sencillo

  

En estos dos últimos dos meses estoy atrapado en una situación te me atrevo a calificar de curiosa: Me he movido bastante por muchos sitios, más de los que pensaba. Sin embargo, cuando comenzaba a escribir acerca de las tonterías que Krispys y yo habíamos realizado ese día, al rato, tras unas horas con la pantalla delante, o transcurridos unos días, borraba todo, fuera poco o mucho, sin siquiera volverlo a leer. Motivado por una gran desgana. No se me ocurría nada. O, para ser más exacto, era incapaz de querer recordar. No es que no tuviera un relato que narrar; simplemente, no podía. Un estado abúlico se apoderaba de mí. Contando con mi total complicidad

Estar situado delante de un teclado, de un micrófono, de PC o de cualquier otro ingenio informático, se convertía en una tarea triste, en una obligación de la que no tienes necesidad.

Una pantalla en la que aparecían unas frases, extrañas, no correspondientes con tus ideas y mucho menos con tus sentimientos. Se rompía esa reunión tan necesaria de tu pensamiento y la escritura, esa mezcla física. No tienes ese contacto. Ni teclear ni hablar al dictado es narrar. Solo es escribir. Una diferencia notable


Evidentemente, son los medios que disponemos en estos días, sencillos y muy versátiles, aunque no he podido dejar de pensar en que un lazo se rompe. Un vínculo que transmite tus sentimientos desde el corazón o la mente hasta el papel. Una energía que fluye por el brazo y alcanza la yema de los dedos, y éstos consiguen que un bolígrafo, un lápiz, sean capaces de llevar a los demás a vivir las mismas vivencias pero con mucha más humanidad, con más pasión.


Porque de esta manera, desde que surge en tu mente la primera letra de una palabra, hasta que queda escrita, son muchas las cosas que interactúan en tu destreza para escribirla. Desde la alegría y las ganas por hacerlo, hasta una mala corriente de aire de una puerta que se abre, todo está, al final de la mano, escrito en tinta, raspando el papel.

Es un recuerdo que me envuelve a menudo, recuerdo entrañable, en estos días en los que la escritura mecánica ha triunfado. Así que haré un esfuerzo y os contaré las cosas que hacemos por ahí, los lugares que visitamos, lugares que me siguen sorprendiendo, que antes eran conocidos y otros ahora que también lo son. Las "perripecias" de Krispys, mi descripción, acertada o no (qué más da) de aquello que nos encontramos. 

Tal vez recuerde algún lugar que hemos visto en este tiempo silencioso, tal vez. Y con seguridad habrá también pensamientos que silencie, conteniendo unas enormes ganas de gritar. Ya lo veremos. No es cuestión de planificar sino de narrar y para ello nada mejor que estar contento. . 

Hasta la próxima, si es que todavía me podéis aguantar. Otra posibilidad es que queráis aguantarme. Existe una tercera de la que no voy a dar ninguna pista, aunque soy plenamente consciente de que todos la sabéis. 





sábado, 20 de noviembre de 2021

Paseando por Contrebia Leucade

!TENEMOS QUE VOLVER¡

Un poco justos de tiempo para la tarea a realizar en este día, subimos al coche, programé el navegador y, con tranquilidad, los kilómetros se sucedían.

Unos tres cuartos de hora más tarde, entre palabras que no voy a repetir aquí, recordé aquellos tiempos en que examinábamos la guía Campsa o la guía Repsol, estudiábamos el recorrido, fijábamos en nuestra mente unos cruces determinados, y salíamos alegremente a nuestro destino. ¿Por qué lo recordé? Porque de repente me encuentro llegando a Logroño, y el destino era un pueblo de Soria. Un pueblo, además, por el que he pasado decenas y decenas de veces. Lejos de logroño. Tudela, paso obligado.

Por lo tanto, muy poco contento, lo apagué y allí me fui, siguiendo los indicadores de Tráfico, hasta llegar a Valverde. Necesitaba combustible y comprar una bolsa de patatas fritas. al tiempo de pagar recordé que Valverde está cerca de Cervera del Río Alhama y así lo pregunté. No me equivocaba, restando unos 20 km al ya, nuevo destino. 

Por tanto,  a Contrebia Leucade. Lunes, sabía que todo estaría cerrado, Yacimiento y Centro de Interpretación. Sin embargo, el Google Maps fotográfico de la zona, junto con un plano topográfico, habían sido examinados meses atrás. Lo había examinado con la idea ver realizar una visita perimetral exterior, dejando para otra improbable ocasión una visita guiada.


Me acerqué a las Pozas del río Alhama con la intención de acercarme paseando por su lado Noreste hasta la entrada del yacimiento, junto a la zona amurallada, y alcanzar la puerta Suroeste paseando por la Vía Verde y, si daba tiempo, continuar paralelo hasta ese impresionante foso de 800 metros de longitud excavado en roca,  de 8 metros de altura y más o menos lo mismo de anchura. por supuesto, una valla  impide llegar a Contrebia. 

Bajamos del coche y surgió el imprevisto: Un vado en el río Alhama, fácil de cruzar en coche, pero no me dio la gana. Unos cuatro dedos de agua como máximo se deslizaban sobre un firme de roca y gravilla. Así que la segunda parte, el Suroeste, también la dejé de lado, a la espera de que los días nos iluminen más horas. 

Me acerqué hasta el yacimiento con la intención de comer en la arboleda que hay allí. ¡Y me lo encontré abierto!, ya que estarán trabajando en el mismo y justo al lado de la entrada. Así que allí fuimos y charlamos un poquito acerca de si podría o no visitarlo otro día pero por libre, plenamente consciente de que existen lugares a los que no me acercaría. No. Qué pena. Sin embargo, tengo hasta la primavera que viene para realizar diferentes ejercicios y caminatas e intentar remediarlo. Ya veremos. Desde luego,  Contrebia Leucade lo merece.

Curiosidad: Nada nada más girar la cabeza hacia la muralla vi un desagüe en su base. Para dejar escapar el agua que resbala por la pendiente los días de lluvia y que no dañe la obra.. Obra celtíbera. No todo es Roma. Doy por hecho que existirá alguno más.

Después de comer, cerca de Inestrillas, en coche, entré en un camino para alcanzar el lado Oeste, ya en altura, y contemplar muralla y foso. Llegamos hasta la Ermita Virgen del Prado y sus cercanos lignitos y pisadas de dinosaurios. Tampoco había sido la idea original. Una pena no haber dispuesto de más tiempo ya que el día se acortaba rápidamente. 

Pero...

¡Volveremos!

La muralla romana de Santa Criz

Peculiares hiladas Hace tiempo que despertó mi atención y no puedo evitar, cada vez que disfruto de la visita de Santa Criz, situarme frente...